lunes, 5 de julio de 2010

Me mudo

Palabras Gratuitas

sábado, 29 de mayo de 2010

Experimento de la tercera persona

A vista de pájaro podemos ver toda la ciudad. Desde esta perspectiva parecen garrapatas circulando por el entramado peludo de un perro cualquiera. Decidimos acercarnos un poco más para así poder observar con mayor detalle. Nuestra mente curiosa nos anima a ello. Conforme vamos acercándonos al núcleo de la ciudad observamos como la gente se dirige de un sitio a otro. Por fin nos situamos en el centro de la calle más transitada y confirmamos lo que veníamos viendo desde lejos. Todos parecen tener prisa por llegar a sus destinos. Pasan por nuestro lado con la cabeza agachada, lo cual es obvio, pues no pueden vernos. Pero nadie para para hablar con alguna de las personas con las que se cruza. Ni siquiera se miran a la cara. Nos parece una vida estresante y sin ningún tipo de emoción.


Cuando ya estamos a punto de marchar, nuestra atención es atraída por una persona. Es una chica. Bastante normal, si acaso eso es forma alguna de describir a alguien. Lo que queremos decir es que no nos ha llamado la atención ningún aspecto de su físico. Sí, podríamos decir que es de estatura corta, morena de pelo largo y liso y, presumiblemente joven, treinta años quizá, pero es algo que no podremos saber con exactitud, porqué no podemos preguntárselo.


La razón por la que ha llamado nuestra atención es porque está parada. Es algo que nos sorprende entre este tumulto de gente y provoca nuestra más sana curiosidad. Podríamos incluso añadir que está nerviosa, su mirada recorre la cara de un sitio a otro. Nos acercamos un poco más y observamos con detalle que por el rostro de su cara se desliza una capa fina de sudor. Bajamos la mirada y vemos que su mano izquierda está temblando ligeramente y la derecha se dirige mecánicamente una y otra vez hacia su boca con la finalidad de acabar con las pocas uñas que le quedan. Sin atisbo de duda por nuestra parte decidimos seguir centrando nuestra mirada en ella cuando empieza a andar.


En ese mismo instante parece haberse percatado de algo y hecha a andar. Dirigimos la mirada hacia la misma dirección que ella y observamos justo delante de nosotros a un hombre de paso irregular. Zigzaguea al tiempo que choca contra la gente que le viene de frente. No hay lugar a la duda, está ebrio. Volvemos a mirar hacia la chica y vemos que ha incrementado el paso y se está acercando hacia el borracho. Su mirada se ha tensado. Está totalmente concentrada en su objetivo. El sudor ha empañado totalmente su cara. Un ligero destello nos indica que lleva algo en la mano izquierda. Nos acercamos para ver con más detalle. Nos sobrecogemos. Es un cuchillo de cocina. No hemos podido ver el momento exacto en el que lo sacaba seguramente porque estábamos observando al hombre, pero intuimos que lo llevaba escondido en el bolso.


Queremos gritar e intentar avisar al hombre. Pero sabemos que no podemos. No nos está permitido influir ni ser partícipes de la realidad. Es algo que hemos tenido que aprender a soportar. Somos meros espectadores objetivos de la realidad y como tales, seguimos observando, por frío que pueda llegar a parecer. No es una excusa, no podíamos cambiar esto porque así tenía que ser. Tu y yo lo sabemos. No pudimos hacer nada. La punta del cuchillo sale por el pecho del hombre y una gran cantidad de sangre sale despedida contra el suelo. La mujer suelta el mango del cuchillo y sale corriendo en dirección opuesta hasta mezclarse con la gente. El suelo parece temblar al ser impactado por el cuerpo del hombre malherido. Una señora grita y la gente comienza a formar corrillo alrededor del cuerpo desangrado. No nos gustan las multitudes ni el ruido por lo que empezamos a alejarnos hacia arriba.


Desconocemos las razones que han llevado a la mujer a llevar a cabo esto. A fin de cuentas, no somos omnisciente. Tan sólo estamos capacitados para observar los hechos y relatarlos tal y como los vemos. El transcurso de los hechos y demás detalles es algo que quizá pueda explicar mejor un amigo que tengo. Iré a buscarlo a ver si se anima. . .

domingo, 23 de mayo de 2010

Hoy me permito la libertad de coger prestado este texto del Tuenti de Enrique (odia que escriba Kike y me veo en la obligación de respetarlo). Creo que es de los textos más bonitos que me han dedicado y la verdad es que me emocionó bastante).

“Hay una fuerza más poderosa que la energía cinética, la nuclear y la electricidad: la voluntad”.
Oníricas fragancias de una jovial adolescencia. Perdimos las batallas y las guerras.
¿Recuerdas, amigo, cuándo juramos luchar por un mundo mejor?, ¿cuándo sólo nos importaban los tiempos por los que entraríamos en el fragor de una batalla a la que denominábamos manifestación?

Perdimos, amigo, perdimos.

Nuestras creencias eran el resultado de unos ideales forjados con libros que predicaban glorias para los hombres, y nosotros los creímos.
Los defendíamos ante docentes, padres, abuelos y amigos. No quedaba duda de que éramos niños y no podíamos hacer nada, pero de adultos hemos hecho menos.
Nos vencieron las marionetas que prefieren guiarse por algo que no entienden. La gente no busca un ideal, busca seguridad, quedando engañados por sofistas sin más conocimiento que el de los folios de un asesor.

Ganamos, amigo, en verdad ganamos.

Porque gané a alguien como tú. No sólo el cariño ni el respeto, sino amistad que nace de una esperanza tenue y con forma de estela que se acurruca en mi pecho. Me acuerdo de cada una de las sonrisas que transmitían tu rostro, y de cómo me convencías con cada una de tus sabias palabras. Vi el resurgir de un niño que se encontraba en un camino llamado crecer, y ahora me doy cuenta: seguiría allí. Me sentaría en aquel sitio donde cabalgaba algún corcel ya domado, mientras el vino corría de nuestro estómago, hacia nuestras venas. Sentíamos que nuestro poder e influencias no tenían límite.

Perdimos por unas marionetas que ahora creen que son libres, sin ver los transparentes hilos que nublan su juicio y se aprisionan de su mente.

Pero he descubierto que sí gane una libertad. La libertad existe cuando sonrío contigo...
...compañero del alma, compañero.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El río y la basura

En esta lúgubre ciudad existe un misterioso lugar, apartado de las miradas de propios y extraños. Lo llamo “mi rincón”. Sí, sé que no es un brote de originalidad por mi parte, pero me atrevería a jurar que nadie más conoce ese sitio, por lo que lo considero parte de mí. De hecho, y aún con riesgo de sonar contradictorio, yo mismo no estoy muy seguro de conocerlo del todo. Tengo la sensación de que es un lugar que nunca llegaré a conocer por mas veces que visite. Pero sé que lo necesito. En los días que no consigo encontrar el sitio me siento extraño. Parsimonioso y desganado. Como si fuera todo automatizado y dejarme llevar hasta que el día por fin acabe fuera mi objetivo principal en esta vida.


Me atrevería a decir que el misterioso lugar nunca se encuentra en el mismo sitio. Va cambiando aleatoriamente su ubicación y la entrada siempre es diferente, lo mismo es una puerta color verde chillón en medio de la nada como otro día que tenía forma de ascensor. Da igual la forma que tenga, una vez entro sé que es “mi rincón”. Es curioso, pero creo que sólo consigo encontrarlo cuando no lo busco. Y según qué factores me rodeen tengo más o menos probabilidades de encontrarlo. Por ejemplo, las noches en las que salgo y bebo, las probabilidades de encontrarlo son mucho mayores. Sí, lo normal es pensar que estoy loco, pero no es así. Ese lugar existe, pues aunque haya sido con mucha menor frecuencia, también he estado en él en días normales en los que estaba totalmente lúcido.


Hay algo más curioso. Cuando por fin entro en “mi rincón” el sitio se ve inmenso. Un camino de tierra kilométrico surge desde la puerta hasta el infinito. Da exactamente igual que desde fuera la apariencia fuera la de una pequeña casa de unos veinte metros cuadrados. Una vez entro noto como el espacio va creciendo y creciendo y por más lejos que mire no llego a ver el final. Nunca me he atrevido a andar demasiado. No creo que supiera regresar hasta la salida. Creo que el día que ande un poco más nunca volveré.


Pero hay algo todavía más misterioso. Normalmente está junto a la entrada, otras veces tienes que avanzar unos pocos metros, pero siempre se repite la misma escena. Un cubo de basura abierto a la derecha del camino y un río a la izquierda del mismo. Aunque esto ya de por si pueda parecer extraño no es aquí donde reside lo curioso. Me he ido fijando a lo largo de mis visitas a “mi rincón” y creo que ya estoy en disposición de afirmar con rotundidad que existe algún tipo de relación entre el río y el cubo. A veces llego y el cubo tiene algo de basura. En las progresivas visitas, observo que poco a poco el cubo se va llenando de basura y el olor cada vez es más insoportable. En todos esos días el río permanece seco, sin un ápice de agua. Pero resulta, que cuando el cubo parece que va a estallar y ya no cabe más basura dentro, por el río empieza a descender agua. Parece una locura, pero es cierto. El que se elimine la basura del cubo provoca que por el río emane el agua. De hecho, es tal la relación, que dependiendo de si la basura se elimina más o menos rápido, por el río desciende una mayor o menor cantidad de agua. Hubo un día que me llevé un buen susto, pues la basura del cubo desapareció de un plumazo y del río cayó un torrente de agua que casi me lleva por delante y estuve un buen tiempo mareado.

Los días que eso sucede lo paso muy mal. Temo ser arrastrado por la corriente de agua. Pero una vez consigo salvarme me siento mucho mejor. Desahogado sería la palabra y nunca mejor dicho.

Dentro de poco quizá me adentre un poco más en el misterioso lugar. Si descubro algo nuevo os lo contaré.

viernes, 12 de febrero de 2010

Ehh...mmm...buenooo...

Una vez más del programa Alguna pregunta més? os traigo este vídeo que no tiene desperdicio. Y es que el pobre chaval sólo quería un porrito para poder hacer el reportaje más alegre.







jueves, 11 de febrero de 2010

Por fin comenzó la sexta temporada de Perdidos

Ya comenzó la sexta y última temporada de Perdidos. Seguros que es algo que ya todos sabéis e incluso la mayoría ya habéis visto el tercer capítulo, cosa que yo aún no he podido hacer (grr!). Pero la finalidad de esta entrada es que el otro día, ojeando el diario El Mundo me encontré con una viñeta de Ricardo, que hace referencia a este esperado estreno y a la - desgraciadamente - realidad política actual en nuestra nación.







domingo, 7 de febrero de 2010

¿Dónde están los zapatos?

No quiero ser dramático. Me niego a utilizar el sentimentalismo y la demagogia barata como simples excusas. “El periodismo ha muerto”. Es una frase que está de moda. Dicen los que afirman esta nada sutil sentencia que Internet tiene la culpa. Aseguran que la prensa escrita perdió por el camino su finalidad, la inmediatez (ejem), pues para cuando hayas conseguido acomodarte en el sofá con tu café recién hecho y tus dedos se dirijan sin remedio hacia el periódico matinal que acabas de comprar, descubrirás para tu pesar que la inmensa mayoría de las noticias ya las conocías.


No es mi intención centrar este artículo en algo que ni siquiera creo que exista. Es otro tema que quizá me decida a abordar con un mayor lapso de tiempo y ganas. Baste con dar dos pequeñas pinceladas para que se vea por donde circula mi humilde opinión:


Por favor, no seamos cortos de miras. Esta supuesta crisis del periodismo ya la hemos vivido. Fue en la década de los 60 en los Estados Unidos. La televisión y la radio ya causaron el pánico tal y como ahora lo está haciendo Internet pues su inmediatez informativa era también superior a la de los periódicos. Menos mal que mentes ilustres como Wolfe, Capote o el mismo García Márquez se encargaron de dar luz al tema con eso que hoy conocemos con el apelativo de “Nuevo Periodismo”. Sí creo que el mundo de la prensa escrita va a ser modificado, pero de ahí a hablar de fin de una profesión va un trecho. Exclusiva contra calidad. Sería una buena frase para terminar de zanjar mi opinión sobre un tema que como antes indicaba, no es el que quiero comentar aunque sí guarde una estrecha relación.


El tema de este artículo sí que tiene que ver con una defunción. Pero no la que algunos visionarios han pretendido atribuir a la profesión, sino por los supuestos profesionales. Profesionales de la información son llamados. Periodistas es como más comúnmente se les conoce. “Niños de papá” es el calificativo con el que ha preferido referirse a ellos Jacobo García, periodista de El Mundo que así titulaba un excelente artículo: “¿Periodistas o niños de papá?”


El texto en cuestión trata de los periodistas que han llegado a Haití para cubrir la terrible desgracia que recientemente ha asolado al país africano. Y he de reconocer que me he deprimido un poco. El perfil de profesional de la información que se nos presenta es cuanto menos desolador. ¿Llegar a un país totalmente destruido por un terremoto con maleta de ruedas para guardar todas tus lujosas ropas? ¿Romper a llorar nada más aterrizar por verte rodeada de negros? ¿Pedir ayuda al Ministerio de Asuntos Exteriores porque no hay comida ni lugar para dormir? Por Dios. Esto no es lo que yo quiero ser. No es para lo que estoy estudiando desde luego. Mis valores periodísticos han venido de la mano de Pérez-Reverte y en mayor medida de Kapuscinski. Alguien que no dejó de viajar, de introducirse en territorios hostiles, de acercarse al otro igualándose en condiciones, adoptando sus costumbres y rutinas. Si había que introducirse en un grupo de mendigos, él era un mendigo junto a ellos, durmiendo abrazado por el frío de la noche y comiendo lo que se pudiera. Alguien que, en definitiva, sabía que el tesoro más preciado de un periodista es un par de zapatos.


Dejo unas pocas frases de Arturo Pérez-Reverte sacadas del mismo artículo que hablan por sí solas y concuerdan totalmente con mi pensamiento:


Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario 'Pueblo' los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea.

Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir.

Donde lo que hay es hambre, fusiles AK-47 oxidados pero que disparan, y televisión por satélite que cría una enorme mala leche al mostrar el escaparate inalcanzable del estúpido Occidente. Atizando el rencor, justificadísimo, de quienes antes eran más ingenuos y ahora tienen la certeza desesperada de saberse lejos de todo esto.

Y claro. Cuando el pavo de la cámara de vídeo y la sonrisa bobalicona se deja caer por allí, a veces lo destripan, lo secuestran o le rompen el ojete. Lo normal de toda la vida, pero ahora con teléfono móvil e Internet. Y aquí la gente, indignada, dice qué falta de consideración y qué salvajes. Encima que mi Vanessa iba a ayudar, a conocer su cultura y a dejar divisas. Y sin comprender nada, invocando allí nuestro código occidental de absurdos derechos a la propiedad privada, la libertad y la vida, exigimos responsabilidades a Bin Laden y gestiones diplomáticas a Moratinos. Olvidando que el mundo es un lugar peligroso, lleno de hijos de puta casuales o deliberados. Donde, además, las guerras matan, los aviones se caen, los barcos se hunden, los volcanes revientan, los leones comen carne, y cada Titanic, por barato e insumergible que lo venda la agencia de viajes, tiene su iceberg particular esperando en la proa."



Es una pena que este sea el tipo de periodista que hoy en día existe. Muchas veces leyendo estas cosas o viendo programas en televisión de dudosa calidad periodística me pregunto por qué estoy estudiando esta carrera. Si Kapuscinski murió y ahora lo que se lleva es Belén Esteban no se qué hago aquí.


Tantos congresos y mesas redondas que se hacen últimamente acerca de la muerte del periodismo por supuestos profesionales que no llevan a ninguna parte. Miren su propio ombligo. Vean que están haciendo y qué tipo de futuros periodistas están dispuestos a formar. Y nunca olviden cual fue el objetivo de esta profesión. Informar y llegar a conocer al Otro. Entiendo que la audiencia y la fama es importante pues al fin y al cabo es un negocio y de algo ha de vivir. Pero no vosotros. Dejad a los dirigentes que se hagan cargo de ello y manipulen todo lo que les venga en gana. Vosotros sois periodistas. Coged los zapatos y echar a andar.

jueves, 21 de enero de 2010

La inteligencia está sobrevalorada

Voy a añadir un vídeo más. Tanto el que acabo de poner como éste fácilmente podrían incluirse en el género del humor. Sin embargo a mí me preocupan. Me dan pena, en serio. Si no fuera por el excelente montaje que realizan en APM ni me reiría. ¿En serio existe gente así? Y si la respuesta es afirmativa - como todo parece indicar - , ¿por qué ponerse en evidencia? ¿por qué acudir a un programa de televisión si vas a ser humillado?.




Dijo alguien que no carecía ni de inteligencia ni de humor precisamente, que "mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar cualquier tipo de duda".

"Impresionante" intervención policial

Situación: En un programa de Castilla-La Mancha Televisión del estilo España Directo se está realizando un reportaje sobre robos en casas. Los dos policías que acompañan a la periodista reciben por radio un aviso de que ha saltado una alarma en uno de los chalets de la zona. A partir de ese instante empieza el despropósito con mayúsculas.


Permitir la entrada de la periodista y el cámara y el rico lenguaje con el que nos alumbran estos dos Robocop´s del siglo XXI ("Entrar al exterior") son unos mínimos ejemplos de cosas mal hechas en tan corto espacio de tiempo.

Pero como estas cosas suele ser mejor verlas que te las relaten os dejo con el vídeo y con una última frase: "¿Tiene alguna documentación que lo acredite?".




Conclusión: Confío en que sea un montaje realizado para atraer audiencia. Últimamente está muy de moda el conseguir audiencia levantando polémica (como se pudo constatar con la entrada anterior). Quizá han descubierto que otro modo de pegar a la gente al televisor es con la auto-humillación. No es mala idea, no.



viernes, 15 de enero de 2010

Del regreso, el periodismo y la ética

Me decido a retomar el blog 8 meses después de haberlo dejado. Entre unas cosas y otras la verdad es que he estado bastante liado. Primero tuve la convocatoria de exámenes de junio, donde la cosa salió regular, en verano estuve enfrascado en un curso que la universidad ofrecía y posteriormente preparando la convocatoria de septiembre, donde la cosa salió un poco mejor, pero aún me quedaron dos asignaturas en el tintero, asignaturas que he podido quitarme de encima de una vez por todas (historia sobre todo) muy recientemente, en la convocatoria de diciembre.


Por otra parte este curso comenzó de una manera mucho más vertiginosa de lo normal. Trabajos cada semana, grupos de prácticas constantemente y en definitiva, mucho estrés. Eso así quedaría muy bonito. La realidad quizá sea que como este curso sí que acudo asiduamente a clase, pues es lo que toca.


Así que después de tanto examen, tanto trabajo, y tanto lío me decido a retomar el blog. Y entendido lo hasta aquí expuesto, ¿qué mejor momento para volver a escribir aquí?. Justo cuando está a punto de comenzar la convocatoria de exámenes de febrero. Ole mis cojones.


Desconozco si durante este tiempo habré aprendido un poco del oficio del periodista. Pero sí que he aprendido algo. Lo que no debe ser un periodista. Parece que últimamente la palabra ética está muy devaluada. No hay más que ver que el ex presidente del Gobierno, José María Aznar está impartiendo un curso de Ética en la Universidad Católica de Murcia (UCAM).


La palabra periodismo debería estar estrechamente ligada a la ética. En cambio no suele ser así. El canal Intereconomia es un claro ejemplo de ello, sin ir más lejos. Pero en esta ocasión creo que han ido un poco más allá. Ya saben que en los programas de ahora está muy de moda los concursos a través de sms. El presentador del programa realiza una pregunta y el espectador debe enviar la respuesta con un mensaje del móvil para optar al premio.


En el Elefante Azul, programa del mencionado canal y ejemplo obvio de lo que no debe de ser el periodismo, el otro día se les ocurrió hacer un concurso de estos, con la salvedad de que quizá el tema escogido no era el más idóneo. Como curiosidad os diré que el primer día del Rally Dakar (que lo mismo podría llamarse Rally Orihuela, porque por Dakar ya no pasa) un coche atropelló a una chica de 28 años que desgraciadamente falleció. Ahora os dejo con un video del recién estrenado Periodistas Fútbol Club de la Sexta donde se muestra lo que pasó. Está justo en el minuto donde dan paso al video de Intereconomia.



http://www.youtube.com/watch?v=5iPdsBl-pmw#t=2m38s